Monday, February 6, 2012

Las moras

Las moras

Sabía yo que al pisarlas llevaría un rastro ensangrentado conmigo,

Lejos, lejos de cuando las asesiné a estas rastreras,

que buscan como yo siempre algo por el piso porque temen al cielo,

las llevé conmigo, y conmigo también la sangre se derramó

La cuchara del dulce se pegotea con el plato, una baba transparente y roja

Viscosa y llena de lujuria pegajosa atrae a las moscas que habitan el piso de abajo

Eso pasa siempre, me pregunto que habrá allí, habrá muerto el vecino (¿?),

Pero también temo al subsuelo y a las bestias que vienen de noche.

De noche las oigo, aullando en la lejanía, pretendo que es la lejanía pero están a mis pies,

Si no aúllan, asumo que duermen, que se olvidaron de mí.

Trato de sobornarlas con dulces y frutas, productos del día pero son indiferentes al arrullo del sol,

Solo buscan la satisfacción de ser ellas las que pueblan mi insomnio.

Saben de las moras, saben de su sangre. Saben que las oculto en un jarro de la abuela en la alacena más alta, donde hago como que nunca llegarán. Pero ellas huelen el rastro, la pista dejada por la agonía.

Y sé que vendrán y deberé huir hacia el cielo, a ese azul infinito sobre un taxi de nube. Y me preguntaré porque, porqué mis moras llamaron a las bestias a sacarme del cubículo estrecho que es mi vida.

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